La constante pasión tuya al olvido, digna de ser plausible los Jueves de anestesia,
corre entre los números que vitorean el hallazgo de excusas serenas.
Que duela la sordera por asentir a cada mirada de deseo sarcástico
programado junto al transporte de incomodidades discursivas; todo
porque las referencias del fichero mental no alcanzaba los bajos amaneceres
de causalidades marítimas que añorabas cuán capricho de cigarra perezosa.
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