martes, 15 de noviembre de 2016

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los colores de las canciones
se agolparon en el vòmito
de las ilusiones tardìas.
se abrazaron los ruidos,
y la càmara a rollito pide
que la usen. mamà,
me regala su màquina de coser vieja,
que para mì es la màs hermosa.


a nadie puede molestarle el traqueteo,
incluso, a los amigos imaginarios, les gusta la idea
de jugar a pincharse los dedos
e intentar dormir.

ellos necesitan descansar y yo no los dejo.

es que bueno, ¿a quièn le cuento que me caì en la
calle a las cuatro de la madrugada
porque pensaba  en un asalto, secuestro, o porque
no pensaba en nada màs  que en motivos
inventados
de por què no estabas empujàndome
con un vino en la mano? ¿ o drogado?
¿o tan simple de por què no te crucè y al resto sì?
el resto...
restitos
inservibles....


me cansè de bailar con los àrboles y que
la enredadera sofoque mis lecturas.
me cansè de equivocarme los tiempos
verbales. de sacar eses, de hacerme la superada si te nombraban....


escribo mal, porque guardo las cosas en el celular.
hay tanto para describir;
un golpe de puño
doy a las oraciones en donde sos el modificador directo, una nueva
lesión amatoria para los papeles desparramados.

y entonces empiezan a nadar las palabras en la pared

simulando ser

trocitos   de  angustia coqueta.



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