Sì: tengo complejos con la cara y ademàs
me da impresiòn tocar a las personas que no conozco.
Lloro mucho, porque pienso todas las posibilidades en que puedo arruinar lo que puede ser lindo; y me doy cuenta que la cabeza ya està divagando cuando comienzo a sacar las etiquetas de los productos y reconsidero, en una lista mental, las personas que optaron por el suicidio.
No es que vaya a hacerlo, sòlo que es una gran determinaciòn, un sello, un manejo total y control puro del cuerpo.
Y en ese dolor de complejos por mi nariz golpeada por un árbol que serruchaba, por el pocito de la pera, por los cachetes, por la comisuras de los labios, es que aparecen las pesadillas que las reconsidero como verdaderas. En esas secuencias soñadas puedo oler, y tocar los objetos y sentir las texturas. Catatonia, paràlasis del sueño y desmayos anunciados por la contractura continua debido al mal posicionamiento del nervio vago... Aprendì a convivir con la sudoraciòn extrema que provoca el cuerpo cuando viaja a ese tiempo de sueños ( por no mencionar los moretones o marcas de dedos y dientes) ¿.Por què no vas a un psicòlogo? :::::::::::No sabe, No contesta:::::::::::: las preguntas bàsicas las ignoro.
Entonces, porque a esto iba, un verano cuando me dolìa la incertidumbre decidì aislar razones, movimientos, sentimientos. Tirè ropa, todos los platos, cubiertos, vasos, todo. Tirè todo. Una purificaciòn de energìas. Fue en Agosto....comencè el año en otro tiempo, ahora todos hablan de diciembre, pero para mi serà Mayo. Lo que tambièn estoy pensando que la fecha de mi nacimiento deberìa ser otra. Pero decidì que al estar ya nacida y muriendo siempre, no necesito los cumpleaños. No es necesario.
Y sòlo comprè seis platos, resisto con dos cuchillos, cuatro cucharitas de tè y una cuchara grande. Una taza color marròn clarito que dice desayuno en cursiva y un vaso verde setentoso, que es la herencia de mi abuelo muerto.
Dos fuentes ovaladas de losa, un tapper de antes que mi abuela materna me regalò junto a una licuadora vieja muy preciosa. ¿ Què màs? Sì, claro, la cama, que era de mi bisabuela Rosario. De madera tallada. El elàstico se rompiò, y mi abuelo Josè, hizo uno de madera. Y ahì es donde duermo. Sobre el piso està el elàstico, la cama desarmada va rotando de rincòn en rincòn. El colchòn es una gomaespuma cortada que pertenecìa a la mamà de una amiga.
Mesa, no uso. Me regalaron una y la tengo afuera, bajo un techo, sin funciòn alguna. Cuando analizo todo, supongo que es un acto de que compartir no me va a travès de algo tan formal como sentarse en algo formateado como mesa, cuyo formato tiene que ser ese objeto llamado mesa.
Improviso una. Mi mesa es un asiento cuadrado que arriba meto una tabla que pertenecìa a un mueble del trabajo. Si falta espacio, adoso una silla.¿ para què una mesa? Es tan lindo que cada quien, cuando viene a casa, se las ingenie para armar una mesa. Ese objeto nombrado y predeterminado, como mesa. Me gusta saber con què arman una mesa.
El piso, es una linda opciòn. O sacar el colchòn y usar el elàstico de madera.
En fin.
Todo esto iba, porque hay Sol y las pecas aparecieron. Y es algo màs para acomplejarme. Para sentirme un poco màs fea de lo habitual. ¿Mencionè las orejas tipo elfa?
Fue en ese momento en que lloraba mientras rompìa labiales pintando el ùnico espejo de la casa, que apareciò Isabella. Y volvì a recapacitar que la belleza es relativa, que la belleza es la poesìa y mi Biblioteca, mis garabatos, tus cosas, los recitales, tu ausencia que escupe presencia.
Y supe que desprenderse de una no es la soluciòn a nada. Pobre Isa, tanta veces intentò matarse fracasando una y otra vez, que incluso nos resultaba gracioso. Ni siquiera algo relacionado al fracaso."Lecciones". Charlamos sobre los puntos en comùn, de sus amigos y los mìos. Del estar siempre y cuando ellos logran algo, no lo comparten con una. Ella sigue dolida con Alexander, no lo supera, me dijo.
Le contè de los libros adquiridos en este ùltimo tiempo y de lo hermoso que era olerlos. Le dije que ella era hermosa.....y los silencios fueron incòmodos.
Al tema càncer no lo tratamos. Que sus ovarios y mis tetas jueguen y hagan sus propios duelos ¿verdad?
Ella me aconsejò que viera con màs claridad, que la muerte es tan parte de todo en lo cotidiano que nos espanta el sòlo pensarla como finalidad. Màs muerte, todo muerte, muerte, muerte.
Y dimos una vuelta a la manzana. Observando. Le señalè el lugar donde una vez charlè con Marcel. Le mostrè la foto de la instalaciòn que hicimos en la vereda. El bidet, las chapas, las plantas.... "Muerte" dijo ella.
Me sugirió que me cortara el flequillo y le dije que no. Que lo quiero largo para taparme la cara, porque pienso, que tengo que cubrir mi fealdad.
Entonces, sonriendo, levantò dos flores que estaban afuera de una casa, donde habìan despedazado un jardìn.
Y me hizo un sombrero ostentoso. Le dije que eso llamaba mucho la atenciòn y que seguro me mirarìan. "Van a mirar lo que tenès en la cabeza, no tu cara" Y si bien eran flores cualunques, no me las pude sacar. Estaban insertadas en el cuero cabelludo.
Asì que en la tarde, tuve que dejar de llorar y mirar las flores en cuanto reflejo encontraba. Me encantaban. Me encantaron. Tanto que perdì el documento y exigì foto carnet para DNI. Sonreì mucho. Murmuraban. La gente decìa cosas que no escuchaba, pero seguro que eran respecto a las flores en la cabeza. Un tocado precioso, lleno de muerte. Era una difunta feliz. En un pueblo aburrido.De gente fascista.
Mis flores en la cabeza olìan a los colores de las pocas palabras que te escuchè decir.
Porque asì te quiero.
Tan mie que no lo sabès.
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