Una
amiga habìa dicho que antes de dormir piense en una luz violeta y
cuando estaba, o en su defecto sintiera, una paz interior, pida un
ùnico deseo por ùnica vez.
Y la
verdad, pensè en vos, pero no sabìa en què forma pedirte ¿còmo
es la manera en que te tengo que desear?
Otra
amiga dijo que tenìa que de verdad creer en esas cosas, y me explicò
que (aunque era por un tema del trabajo) tenìa que imaginar una luz
rosa en el corazòn de la persona con la que voy a pedir el deseo, el
deseo mismo ¿se entiende? Que piense tal cosa, que reacciona de tal
otra; si era mi energìa poderosa el otro al que le veo la luz rosa
harà las cosas a mi favor.
Y la
verdad, volvì a pensar en vos, pero ni ahì en una luz, sino en un
tul enorme rosa con brillos bordados, salièndote de los brazos,
porque a tu corazòn lo cubren unos vellos que de verdad medio que no
me dejan concentrar en imaginar algo suave o tènue o energètico.
Pero
tampoco supe còmo desear ¿ y desear què de vos?
En
màs, si no estoy enojada, pero tampoco dolida, ni decepcionada, ni
sorprendida, sì un poco màs ensimismada reflexionanado por què te
acomodè el pelito y te dije que sos lindo, ahora lo sabès y no tengo dònde huir para que no me veas; porque despuès de ese dìa,
algo de mi se fue lejos y la angustia no perdiò el tiempo para
empezar a masajear el cerebro que estaba en forma de algodòn de
azùcar. Ahi es cuando aparece la pesadilla del huracàn y los
vientos fuertes con el ùnico propòsito de partir a las oraciones
que se tiran en el techo de un hospital, huyendo miedosas. Que no las
use otra vez, se quejan.
Y yo
estoy dudosa. Ya enviè un par de palabras, estilo pelotòn, llenas de excusas,
hacièndolas pasar por superadas, aunque en sì mismo era sòlo
combinar un gracias y alguna bobadita màs. Pero no.
Fue
todo una cosa enredada, inentendible en lo que de verdad
significaban. Una obviedad.
Incontestable.
Nada.
Unas
idiotas esas oraciones que se mandaron y yo màs, por no saber controlar
la escritura.
Por
suponer y pensar cuando estaba bastante fumada, que a lo mejor
tambièn querìas abrazos medios deformes y torpes. Un poco esponjas.
Onda ser una garrapata humana absorbiendo todo lo increìble de vos.
Y
tambièn, y lo peor de todo, por suponer que querìas verme para que te diera besos sabor
multifruta a punto de vencer; besitos sin astato, sin conservantes,
sin agregados quìmicos. Algo asì como insoportables porque hubiesen
querido ir por toda tu espalda.
O
puede ser que querìa encontrarte, para tener la oportunidad de
sacarte libros.
O
para cambiar el dial de la radio. Poner cassetes;
O
regarte las plantitas.
O
para que te dejes mirar sin que me ponga colorada, buscando esas
excusas y movimientos frustrados en llegar; porque de lejos no
distingo. Pero te reconozco el tranco y con eso alcanza para deducir
tus gestos.
Y un
montòn de cosas màs.
Me
queda, gracias al intento fallido de las palabras por encontrarte, el recuerdo de la
calle pasillo, de diarios no entregados, de zapatillas agujereadas,
y, lo màs importante, que tengo que suicidar un rato a la
imaginaciòn para no
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