tengo la correa en la mano
lista para que la uses.
no significa que podès dominar
sino que yo decido que
vos puedas hacer lo que quieras
conmigo.
no es necesario un collar,
atala en los tobillos
y dejame suelta en tu
montaña de talento.
no tengo bien la vista
tampoco el oìdo,
pero sì el olfato delicado
y un paladar que sabe
saborear los pasos
que vas dejando.
la libido se alimenta de
esas distancias tumbadas
en diagonal, que duermen siestas
de colores sobre tus suspiros
de cansancio.
tengo el cuerpo desnudo
porque serè invisible para
el alrededor. hoy, como casi todos
nuestros dìas venideros, las personas
estàn y estaràn embelesadas por los ruidos
de charlas vacìas.
desplegate un poco hacia el costado
luminoso de insectos voladores
y tratà de comprender el gesto que estoy
alardeando embalsamada de dudas:
mi mano ofrecièndote la correa.
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