jueves, 5 de enero de 2017

jamàs esa diagonal que sale de plaza moreno para no llorar

Recièn agitè la diagonal para llegar màs ràpido a destino
y poder besar y mirar a los ojos a los àrboles
que estaba extrañando por sus  miradas y anècdotas.
y te crucé.
estabas ausente, como surfeando en olas imaginarias.
tropezando con baldosas.
con otra,
o con la que siempre estuvo.
y yo ahì, casi enfilada con ustedes.

patito feo fui.
fuera de tiempo caminè.
respirando las exhalaciones de su amor
o de su afecto o de lo que son.
de lo que siempre siempre siempre , màs siempre elevados al cubo, me advirtieron que eras.

corrì de espalda, desesperada para que no me vieras y te burles por ser tan incrèdula,
y asì nacieron ojos en los tobillos y pude huir
mirando con àngulos increíbles y sin
perder estabilidad.

se te cayò una microfibra
y la guardè por un poro que abrì en el cuerpo,
a la altura de los hombros.

porque si alguna vez me besàs,
al menos quiero  tener un gusto  en mi sudor
que te haga bien.

y a mi tambièn.


de eso se trata...


pero ahora, que enfilè por otra calle paralela y no cruzarte màs,
te vi sonriendo,
 hermoso,
con el pelito despeinado, revuelto,
 con otra, con esa, con ella, con la que suponìa, con la que me dijeron,
y desde ahì, desde esa hora que el sol pegaba con dolor (harà veinte minutos)
quedè como una lapicera reventada,
enchastrando todo lo que me proponga hacer.

imposible de no salir damnificado con un manchòn; y
asì, de eso modo/manera entendì que ya es una  fantasìa abortada
 que te vuelvas a acercar.



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