lunes, 5 de junio de 2017
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sangrando paciencia e inhibiendo actitudes.
con el dolor gigante de la hipocresía y
con el llanto atorado en alguna parte
de los ojos o la garganta, decidiò, la
angustia, salir a pasear en enaguas.
liberada de todo,
ahora, se que nacì en algùn momento,
o el dìa que te conocì.
no importa.
en mi destierro volvì a construir
las bases para que el frìo no se sienta.
pero tu rechazo fue el mismo que
tuve antes de darme una muerte.
sòlo confirmàs incertidumbres.
los quizàs. puede ser. a lo mejor.
y ahì pienso que de verdad ya no te gusto,
que no vas a compartir nada màs conmigo.
y los espacios en comunes sòlo seràn tan sosos,
tan nada; y ya sabiendo todo eso, opto por morir.
muero y nazco.
nazco y te conozco.
empiezo a pensar, a pensarte y me gustàs.
me hacès reír.
me hacès preocupar ¿cuàntas cosas tengo que cambiar?
hacès que huya porque ya se que te quiero.
te tiro culpas porque sì. te culpo de todo. te culpo porque siento amor.
y te culpo porque ando preocupada caminando en un terreno que no entiendo.
me redimo. de a poco. con miedo a que estès enojado.
y entonces dejando de lado las dudas, tomo coraje y escupo a
la indecisión que siempre està vistiendo a las ideas y mis amigas me dan valentía
y entonces te invito a salir.
vos, me rechazàs.
ahì:
muero. y te cruzo.
y te saludo de lejitos,
me guardo tu sonrisa
y empiezo a morir.
dejando los sueños sobre el cartel.
casi todos los fines de semana ocurre la muerte y el nacimiento.
y en estas muertes constantes
casi llego a la otra dimensiòn.
pero nazco.
sòlo por el impulso de conocerte.
y me matàs.
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