miércoles, 19 de julio de 2017

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La verdad me tiene sin cuidado que salga el Sol. No hace màs que engañar. No da tibieza, ni calor, ni energìas, sòlo se encarga de levantar el frìo pegado del piso y de todos los àrboles. Estoy mirando los bancos vacìos, pensando que el cemento debe estar helado y que los banquitos de chapa destilan humedad.
El pasto no es opciòn. No se puede sentar en ningùn lugar. El cuerpo se ve obligado a caminar en los lugares abiertos. El cine, refugio de un pasatiempo, està atestado de infantes que gritan sin pausas. Se fotografían  con los cartones de los llamados  hèroes que, al decir de muchos, son sùper o sùpers.
Saco el cuaderno violeta y miro lo escrito. Releo algunas hipòtesis. En verdad, la desilusiòn gana un poco, porque sòlo tengo apuntado objetivos y posibles datos que me llevarìan a (r)develar cosas que aùn no conozco.
Salen tres discos nuevos, de tres bandas que me gustan mucho pero como a vos tambièn te gustan mucho, ahora, me desagradan un poco. O ya no las escucho como magnìficas. No me traen ningùn buen recuerdo. Todas mentiras. Todas falsedades. Todas palabras que nombraban verdades pero que eran mentiras. Es decir, nombraban cosas reales pero vos la usabas como mentiras, entonces la palabra ya no significa en mi recuerdo lo que en verdad significa en una realidad cotidiana. Ahì, en ese momento en que caì a cuenta de eso, llorè. Me consuelo pensando que a  lo mejor estàs haciendo probetas de una tesis  con la utilizaciòn de palabras sobre personas que te quieren. Supongo.
 Pero ahora, lo que tengo anotado, mucho no me sirve. Sucediò despuès que en la terminal de micros, y sòlo por no querer sentarme en ningùn banquito, la chica que conociste en el recital me hablò de vos. Supe que eras vos por la fecha, por el recital, por las cosas que le dijiste. La intuiciòn no falla. Se que no. Desgraciado.
Ahora tacho oraciones y quemo algunas hojas. Busco rituales para que la gente mala se aleje y no se acerque màs. De vos, no me ocupo, demasiado castigo tu pasado y ella que decide sobre tus emociones. Yo, festejo. Y salgo a comprar los hilos faltantes para terminar el bordado palmera.corazòn. Iba a pasar por la casa del chico que me gustaba con la carpeta de las bi versiones que siempre bailàbamos en el patio, en patas, gritando las canciones en pèsimo inglès. Pero en cambio, decidí seguirte un ratito màs los movimientos palabrìsticos.
El cuadernito anterior tiene escrito los detalles de una casa y un auto. Hay una flecha, dice : combinaciones. Despuès la palabra llaves: dos. Palmeras: dos. Kilos: dos. Cena para dos. Birra para cuatro, pero somos dos.Siempre un dos mientras vos pensabas (si lo hacìas) en uno. Sòlo en vos.
El rollito revelado me trae una foto tuya que te saquè mientras dormìas y està superpuesta con la palabra Diamante. Magia universal. Dibujo corazones sobre  tu cuerpo, y escribo: ronca, sueña, habla, toca. Hay otra foto del cine, de esa luz azul fascinante, y otra de un charco porque se reflejaba el cartel.
 Sale, en la lectura la palabra opaca. Opaca sale con un brillante rosa, fucsia. Entonces, busco la fecha entre los apuntes. El dìa que me di cuenta que no gustabas de mi, tenìa anotado. Recordè la carta enviada. La respuesta absurda. Agarro las emociones y las machaco un rato.
Sin querer, descubrì nuevas conexiones. Una canciòn flotando en un casete grabado sobre canciones de Banana Pueyrredòn; tu voz a los veinte  y yo intentando cantar punk en portuguès. Reversionando vaya a saber què, a quièn. Bajaron en alùd, una pila enorme de recuerdos que no son recuerdos porque estàn acà, en el presente. Segùn las fechas, la primer vuelta en bicicleta por la ciudad y caìda de la misma, fue sobre la fosforecida noche.
Donde llorè mi primer desamor. Y en donde los colores iluminaron ideas sin sentidos.
Estoy, creo, planeando un atraco. Y estoy, creo, buscando un còmplice. Por hoy, nada màs.

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