No tenìa tiempo para guardar todas las narraciones que llegaban
con guarniciones de comentarios adosados a sonrisas falsas.
los vasos con vino, alicientes de algo para esa gente que fingían interès
mutuo de sus vidas.
pero para ella eran el reflejo
de la huìda que sòlo podìa tener en la mente.
el vaso de ella se rompiò. lo tirò a propòsito. querìa esquivar responder algo de esa conversación.
y no pudo.
se la llevò hasta su casa; se quedò con ella en la ducha mientra se bañaba,
reapareciò en la comida cuando ella la vomitaba, en el puchito del dìa que se apagaba
y se quedò horas petrificada en forma de insomnio.
se arremangò la noche. le doliò el amanecer y su comienzo de rutina.
la conversaciòn fue fusilada.
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