martes, 12 de septiembre de 2017
la escupida diaria que no me deja dormir y pienso en lo lindo que sos y en lo fea que seguro pensàs que soy. y que entonces y que lo otro y que que què ¿?
ahora siento que soy una especie de gema que atrae fatalidad.
no existe sentido narrativo. soy una nacida que encaja como mal subtitulada, y ademàs, siendo
una fotosíntesis acelerada de la depresiòn, genero un insomnio que se inquieta y
que desprecia a las carcajadas;
por eso, sin proponerlo, existe algo indescifrable que nos atora el lenguaje,
encuaderna al silencio donde estallan emociones rebozadas de abrazos
y al espacio que perturba a los colores y ahì, quizàs, es cuando se derriten nuestras miradas que se fusilan.
es alquimia cuando aparece la literatura de tu cuerpo, sos perfecto:
con tu pelito, tu andar, tus giladas y con todas esas tajadas de sonrisas.
pero la fòrmula que me creò tiene compuesto de pereza, desasosiego, temor, miedo, dudas,
indecisión, inseguridad, dolor, y todo lo que termine en cidio.
soy una mala traducción o una correcta, que en el sentido de apropiación es lo mismo:
voy al descarte.
el sentir de las lecturas, limpias, barridas y aplastadas, forman una oleada de adjetivos mentales
que se estallan en tu remera sin arrugas y en la proyección de esa pelìcula
que seguro estamos viendo a tiempos separados.
caigo de rodillas. rompo las articulaciones.
destruyo lo frenètico.
quiero que la mezcla vuelva a agitarse.
salir de la burbuja de terror y dejar de
ser cimiento de la muerte de todos los gestos y
de las cosas que no llegan, por no saber traducir a horario.
pero primero deberìa creer en algùn tiempo. aunque sea en ese que da temor.
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