jueves, 29 de diciembre de 2016

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casi todas las tardes tengo hielo, agua fresca y limòn,
y lamo flores, hojas y afiches.

rìo poco para las fotos, no me gustan las fotos, si estoy de buen humor, sì.
me sacan fotos y me enojo, las borran. me voy.

pero tengo mucha  habilidad para robar tus fotos.
las guardo.
las pego en el cuadernito que hice sòlo para vos.
de vez en cuando me arrepiento y lo prendo fuego,
hacièndome la superada.
al tiempito vuelvo a empezar otro.
porque antes de destruir guardo evidencia en formato polaroid.
gasto en vos. mis papeles fotogràficos en vos.
pero en verdad, mi psicòlogo imaginario dijo que en verdad gastaba en  mi.

descubrì que me hago bien  haciendo momento al tiempo.
destruirlo,
manipularlo.
disfrutarlo.
y quedar agotada,
 porque pensar cansa.
da fatiga,
contractura,
dolor de cuello...

y siesteo fuerte.
tanto, tanto
 que sueño en dorado.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

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Dos dìas: Cinco horas de sueño.
Casi veinte en tren, colectivos y subte.
Otras tantas caminando.
Dos noches raras.
Las ausencias del pasado retomando el diàlogo
y vos ausente en palabras. En todo. Pero no en las demàs personas que me cuentan como si me importaras. Como sino tuviera otra cosa de què hablar.
Estoy ocupada buscando alquiler, digo, para  evadir la incomodidad de aceptar que te burlàs de mi; entonces
dejo que se vaya la mente y en
una diagonal que acorta calles, veo que  la basura de alguien resulta reliquia y
trae el olor al verano y tardes con la abuela midièndome el cuerpo.
Ella con sus vestidos abotonados por adelante y con una cinta al tono cortando la cintura, està haciendo moldes, retàndome para que deje las tijeras, "las desafilàs"  me dice. Y yo la miro sin decir nada, con los cachetes colorados. Sentada chinita, tocando las telas, eligiendo los colores. "la abuela se enojò"  què dolor horrible era.

Me siento sobre el cordòn para estar màs còmoda y explorar las cajas llenas de cosas;  pasa la gente que baja del ùltimo tren.
 Miran. Y las miro.
Siento  al pasar los diàlogos recortados. Me desespero por no encontrar a tiempo para anotarlos. Me piden fuego. Les regalo el encendedor.
Intentan devolvèrmelo.
Digo que no. Que siempre tengo dos.
Los ignoro y estornudo por culpa de los tilos.

Guardo en la mochila parte de alguien que no se quièn fue, pero que en 1946
hizo moldes en miniaturas que pegaba en un cuaderno. ¿Alguna vez mis cuadernos, anotaciones, libretitas y papeles donde escribo tendràn la misma situaciòn de calle?
Fue un flash darme cuenta de eso, todas mis cosas tienen que tener fecha. No es de nacimiento ni muerte.
Ese dìa: eso.
Lo mismo que con todo.
El miedo a la continuidad abandònica.
La traiciòn de las tintas y las palabras.


((((((Que sea momento.
Aunque algunos desearìa que fueran continuados. (y me acuerdo de la poesìa de Arenas que habla  acerca de los deseos y demàs, me enredo un poco sin saber si me hacès bien o mal)))))))

Un combo que decidì llevar hasta la casa que ocupo por docencia.
Y ahora, mientras  juego a vestir las nenas de papel con sus diversos vestiditos (tambièn de papel)
me doy cuenta el para què se alejan y el para què vuelven los diàlogos.
No tengo a nadie que perdonar.
las peores heridas me las hice yo.
Y tu abrazo, ese abrazo rogado ya evaporado, me despertò.

lunes, 26 de diciembre de 2016

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Si vas allà yo voy para el otro lado,
aunque sea el mismo lugar.
No porque quiera, sino que tu energìa me desliza lejos del radio
en que caminàs.
Mejor, asì todo el tiempo es para los libros que
cada vez estàn mejores;
si hieren es porque quiero saber la forma y la manera
en que me dan el final. (lo digo de despechada, de cursi, de tonta)
Carguè el rollito a la càmara analògica y decidì que no
merecès saber de cosas guardadas, desde que me contaron manìas
de tu rutina. Quizàs no sean ciertas. o a lo mejor las soñè y las tomo como real. Què se yo.Soy influenciable.
Y adopto todo lo que haga nacer drama.
Me gusta llorar por pérdidas de cosas que ni siquiera tuve.
Sos cosa, sos un objeto, los libros son los ùnicos sujetos.
Aunque sos la cosita màs deseable.
A la noche,casi madrugada,  me tapa la puesìa,
los diàlogos se pegan en el techo
como constelaciones.
Y me hablan, y me dicen que
nosotros somos poesìas rotas habitando desencuentros premeditados.
No nos necesitamos. Ya somos. Ya crecimos. No tenès idea de nada, Pienso en eso.

Y el corazòn se vuelve estòmago revuelto.
Lo dejaste empachado de emociòn.



jueves, 22 de diciembre de 2016

.

el àrbol abrazò fuerte al ladrido del perro
que quedò exhausto por rendirse fàcil;
de esa manera entrò una rana a la casa. la puerta fue extorsionada por el verano
sembrando terror en el cuerpo.
miedo absoluto.

un sùper miedo, el màs grande de todos,
incluso màs terror  que volver a verte o el que nace por cualquier escena de pelìcula sangrienta.
aunque el gesto de defensa corporal  serìa el mismo:
 taparme los ojos para no ver lo que es evidente que ocurrirà.

martes, 20 de diciembre de 2016

edgaralan

Ajam, ajam,

estuve realizando ejercicios para ser positiva.
No funcionaron ( màs que obvia la aclaraciòn)

pero despuès reaccionè que sì.

vivo sin destiempos,  demasiado ansiosa porque ya se còmo deben resolverse las cosas.
y vos ahì, rìgido. onda piola. ignoràndome.

genial.
 porque algo en comùn con la desesperaciòn es
detestar las esperas.

palmada en el glùteo.
seguir como si nada.
y hacer gestos a tus espaldas

se entendiò bien:

todo  viene con retardo a lo que ya quise antes.


me aburro ràpido cuando llega porque lo querìa en otro contexto. un finde es suficiente para descartar los arcoiris del corazòn que podrìan llegar despuès. Cualquiera las no reacciones.

Cuasi conclusiòn: si Pàvlov no funciona en una mìsera charlita,
menos efectivo serà si intento comentar a los gritos detalles del recital
a cualquier parte de tu cuerpo.
las piernas serìan ideales,

mejor

voy al pogo.

entendì que para vos
ahora
casi que
es



tarde.

y memorizo los gestos y cuento cuàntas veces hacès el tic

aunque no oiga


traslado el tic de ayer al momento presente.

ahora, volvì a estar preocupada.

Estoy actualizando las memorias de un no dìa

donde corrì de la mano de un libro
y el otro
se puso celoso.

Era Poe, era èl.

En otra versiòn.

Bastante bicoco en su ediciòn.

pero igual lo quise  fuerte.

Se puso celoso de sì mismo.

yo :ausente
èl : ego

o cualquier cosa para no hacerme cargo que ni cabida a que lo lea

y lo cite

y lo piense

y lo agregue de amigo al caralibro.



sigo evaluando...


*te està reemplazando*

*què miedo que me dejes de gustar*







jueves, 15 de diciembre de 2016

- te aviso-

Le puso cinta adhesiva al timbre y se fue corriendo hasta que tropezó y se dio las emociones contra un árbol que estaba haciendo la fila de retiros en el puesto de panchos.
Jadeó, agarrándose la parte media del pecho, sonriendo y pestañeando pausado. Al corazòn no lo sentìa, porque hace rato que lo lleva en el lugar de los riñones, es asì como lo siente màs còmodo cuando se tumba de panza en el pasto.
Empezò a caminar y comprò en el supermercado: una bolsa de aire melòn; un agite poco convencional (que te va a convidar porque es re adrenalinico); medio kilo de recuerdos bastantes confusos y un tarrito de tinta china sabor helado crema del cielo.
De repente pensò en disimular y volver a pasar por la puerta de tu casa, para mirar què pasaba con la cinta. Pero se acordò que los criminales vuelven a la escena del crimen para satisfacerse de su obra y eso era lo que los delataba; entonces, volviò al supermercado para comprar tres cuarto de paciencia.
 Despuès de hacer un combo y relinchar tipo caballito que se despierta de la siesta porque le tocò lavar la ropa de toda la caballeriza -ademàs de cocinar-, recapacitò que la verdad no daba. A ella no le sumaba en nada verte. No era para tanto. Porque despuès de bolsear el aire melòn, empezò a imaginar el gesto que tendrìas al darte cuenta de la acciòn, de lo que habìa pasado.
Supuso que harìas un par de gestos con ademanes tìmidos, exagerados, el pelito sin definiciòn de peinado y el tic controlado. Despuès imaginò lo que dirìas, y se enojò con ella misma. Seguro que pensarìas que era una broma de los guachines del barrio o algo de eso. Algo positivo. Algo como ternural y que despuès de todo no te molestarìa en absoluto y ella se habìa tomado la tarde de trabajo sòlo para hacerte una maldad.
Tenìa que reflexionar y hacer otra cosa para molestarte. No querìa volver a soñar con otro fracaso.
Despuès me enterè que el àrbol, aunque ella no lo dijo ni lo querìa difundir, bueno, el àrbol le propuso tirarse sobre el techo de tu casa. Pero eso era para suicidarse. Y ella no querìa que el àrbol se suicidara; no porque estuviera en contra del suicidio o de una especie de eutanasia colectiva (porque implicaba podarlo un toque antes); se encontrò en una encrucijada o eso que le dicen karma o cualquier cosa para no justificar que cuando una quiere ser jodida es jodida y punto. Listo. Bueno. La cuestiòn es que era buena esa propuesta: romperte la casa y dejarte un beso con labial fucsia en las paredes de la cocina, asì combinaba un poco con los cubiertos. Y para que te dieras cuenta que habìa un poco de amor en esos besos, que fueron pensados;  que el rechazo es triste pero necesario manifestarlo un poco dulce. 
Y ademàs todos se sorprenderìan ¿un arbol acà?
Pero no, le dijo que no al àrbol, que no lo iba a ayudar, porque habìa donado un extra a greenpeace para que se continúe la campaña para proteger los bosques nativos. Pero bueno, la vida es eso tambièn, paradojas y contradicciones de las que no podemos escapar.

Entonces. Despuès de todo.
De la espera
De la realidad que no gustàs de ella.
De los diàlogos imaginarios.
De los secretos que no pudo decirte.
De las fotos que no te va a poder mostrar
De las anècdotas que no te va a poder contar,
ni mostrarte un poco de ese pasado que tuvieron en comùn....
Y cuando reflexionò todo eso,
de un no abandono pero sì rechazo colateral, le estallò un vaso sanguìneo y el corazòn se le fue a la cabeza de toque. Le chorrearon palabras desde los poros y unas citas de escritores desde los oìdos. Esas citas estaban vestidas con botas para la lluvia. Asì que imaginate. El cerebro llenos de guiones teatrales.

Y ahì. Con toda esa escena. Me fui.

Pero escuchè algo.

 Ella , ella,dijo que sì.

Asì que espero que te vayas de vacaciones.


Porque un àrbol te va a romper la casa. Y no quiero que estès ahì.






lunes, 12 de diciembre de 2016

......

Una amiga habìa dicho que antes de dormir piense en una luz violeta y cuando estaba, o en su defecto sintiera, una paz interior, pida un ùnico deseo por ùnica vez.
Y la verdad, pensè en vos, pero no sabìa en què forma pedirte ¿còmo es la manera en que te tengo que desear?
Otra amiga dijo que tenìa que de verdad creer en esas cosas, y me explicò que (aunque era por un tema del trabajo) tenìa que imaginar una luz rosa en el corazòn de la persona con la que voy a pedir el deseo, el deseo mismo ¿se entiende? Que piense tal cosa, que reacciona de tal otra; si era mi energìa poderosa el otro al que le veo la luz rosa harà las cosas a mi favor.
Y la verdad, volvì a pensar en vos, pero ni ahì en una luz, sino en un tul enorme rosa con brillos bordados, salièndote de los brazos, porque a tu corazòn lo cubren unos vellos que de verdad medio que no me dejan concentrar en imaginar algo suave o tènue o energètico.
Pero tampoco supe còmo desear ¿ y desear què de vos?
En màs, si no estoy enojada, pero tampoco dolida, ni decepcionada, ni sorprendida, sì un poco màs ensimismada reflexionanado por què te acomodè el pelito y te dije que sos lindo, ahora lo sabès y no tengo dònde huir para que no me veas; porque despuès de ese dìa, algo de mi se fue lejos y la angustia no perdiò el tiempo para empezar a masajear el cerebro que estaba en forma de algodòn de azùcar. Ahi es cuando aparece la pesadilla del huracàn y los vientos fuertes con el ùnico propòsito de partir a las oraciones que se tiran en el techo de un hospital, huyendo miedosas. Que no las use otra vez, se quejan.

Y yo estoy dudosa. Ya enviè un par de palabras, estilo pelotòn, llenas de excusas, hacièndolas pasar por superadas, aunque en sì mismo era sòlo combinar un gracias y alguna bobadita màs. Pero no.
Fue todo una cosa enredada, inentendible en lo que de verdad significaban. Una obviedad.
Incontestable.
Nada.
Unas idiotas esas oraciones que se mandaron y yo màs, por no saber controlar la escritura.
Por suponer y pensar cuando estaba bastante fumada, que a lo mejor tambièn querìas abrazos medios deformes y torpes. Un poco esponjas. Onda ser una garrapata humana absorbiendo todo lo increìble de vos.
Y tambièn, y lo peor de todo, por suponer que querìas verme para que te diera besos sabor multifruta a punto de vencer; besitos sin astato, sin conservantes, sin agregados quìmicos. Algo asì como insoportables porque hubiesen querido ir por toda tu espalda.
O puede ser que querìa encontrarte, para tener la oportunidad de sacarte libros.
O para cambiar el dial de la radio. Poner cassetes;
O regarte las plantitas.
O para que te dejes mirar sin que me ponga colorada, buscando esas excusas y movimientos frustrados en llegar; porque de lejos no distingo. Pero te reconozco el tranco y con eso alcanza para deducir tus gestos.
Y un montòn de cosas màs.
Me queda, gracias al intento fallido de las palabras por encontrarte, el recuerdo de la calle pasillo, de diarios no entregados, de zapatillas agujereadas, y, lo màs importante, que tengo que suicidar un rato a la imaginaciòn para no



,

la poesìa naciò para destrozar al cuerpo
y vos para herir la carne expuesta.

si tuviste la sensaciòn en la piel, de una ola que te arrastraba y al salir de ella
buscaste  desesperado un punto de orientaciòn,
asì es como estoy despuès de ahogarme en tu rechazo.

es exagerada la comparaciòn, siempre pesimista,
sin creer en soltar ni en que fluya.

se activan las acciones para que las palabras sean sutiles...

ni eso..ni con eso...

no hubo forma que el cerebro leudado
se calme.

soy bàsica,
no tengo nada que ofrecer,
una cachetada tremenda de realidad cuando te vi
 y como siempre la Biblioteca calmàndome, los libros llamàndome.


las poquitas ilusiones de abrazarte las mandaste a  a andar en bicleta decorada como en la  primavera...

tuve que escribir toda la semana,

mientras la ciudad me respiraba y yo la exhalaba ...

sos mucho para mi,
no puedo dejar de evitar lo que es.



(y aceptar que las oraciones ausentes
arropen los dìas que quedan)



lunes, 5 de diciembre de 2016

Domingo con el color de los Tilos.

Hay pedazos de diarios que estàn hablando de forma tibia,
mientras los rollitos de la càmara se velan e impactan con la luz del dìa.
El paisaje no sale, y resulta heroico còmo las palabras se ofrecen, contestando
con muerte, 
sin moverse, 
esperando tranquilas para abrir dolores en los ojos exiliados de la biblioteca.

Punto y aparte: estàn sonando las voces en forma de coro bàsico,
 queriendo seducir a los charangos que no estàn en su contexto. 
Se nota la incomodidad en sus cuerdas.
Es, incluso gracioso, como los dedos estàn pellizcando el antebrazo por distracciòn,
porque no hay lògica alguna de estar ahì. Observando sin distinguir.
Se recuerdan las salidas cotidianas: el kiosco de diarios y revistas, derivando en el almacèn de barrio que es màs barato aunque a la dueña siempre le duele algo. O despuès de salir del cajero del Banco Provincia, mirar por detràs de los marcos de anteojos en exposiciòn 
¿estarà Paulita para que vaya a casa a escuchar mùsica,a hablar de narrativas simples que las complejizamos, a darnos el gusto de las pringles con mostaza y que me diga que siempre busco el lado pesimista de todo?
 No hago foco. Pero por las dudas levanto la mano en gesto de saludo.
Sigo y la plaza con su vereda nueva pero toda rota por las raìces de los àrboles quiere hacerme tropezar,
no salgo invicta, pero no sorprende el desenlace. A nadie.

Aprendì a comunicarme con la Luna mientras la calle cortada seducìa con puestos de libros; a detallar muchas cosas sobre los otros, otrxs, otres, o sobre mi. Cuestiones lindas, armoniosas,
que la velocidad de la mente, 
aunque siempre intentaba trabar las oraciones y romper la coherencia de lo que decìa, se evaporò en la sordera; pero para quedar bien fingì sonrisas asintiendo a cosas que seguro estaban bien.
Confianza, creo que es eso.
O boludismo de que todo lo que decìa, dirìa, era increìble. Todo cierto.
la estupidez de relegarse a un otro.
la linda bobada.
sì, sì....què se yo... dame un beso.

La ansiedad se fue a descansar. No hubo resaca de dolor.El tachero, baja la ventanilla y paseamos en el taxi por todo nueve, sintiendo el aire re tibio (pensè en tès, què lindo un tecito con alguien). Hablamos del tiempo, tìpico: si llueve, que refresca, que què linda noche.... Sì. Esas charlas que se piensan que son copadas para socializar. 
Se cortò ese mambo.

Por suerte tenìa agendita nueva, si bien no eran cuadriculadas las hojas la llevè.

Tuve todas esas hojas para escribir con frases que memoricè. “Por favor señor taxista, frene, necesito anotar unas ideas antes que se vayan o pierdan la forma original, ademàs de una fotografìa del territorio por donde pasè con miedo a que me roben” Y pensè, bah, què se podrìan haber llevado.
Anotè meticulosa mientras el taxista me decìa que se llamaba Raùl o Saùl, o que ninguno de esos nombres tuviera,
porque cuando reaccionè me estaba relatando de las fotos de sus suegros que tenìan en un baùl.
Aunque, en un momento le preguntè què pensaba o què era el amor para èl, ya que trabajaba de noche,
què le decìa su compañera, còmo se sentìa.....
Y creo que de a poco reaccionè de la voladura espacial a base de una alucinación, y el tachero estaba preguntándome por què le preguntaba esas cosas.

Le dije que necesitaba saber si alguien creìa en el amor.
Y largamos risitas.
Como compartiendo una complicidad en horarios que sòlo amantes que se ocultan prefieren
lamer.



Y entonces supongo que no se llamaba Raùl, ni Saùl, ni tampoco
mencionò a un baùl.
El dijo “aùn” como en ecos.
Èl me decìa aùn, entre suspiros.

Creo.

Le dejè propina. Que quiso devolver. Entonces le expliquè que el valor de la plata que le dejaba no tenìa comparaciòn con todo lo que me divertì.
Fue la continuidad de un viaje que naciò baldeando pisos lavandinosos, descartando ropas, bailando en la calle, tocando timbres. Usurpando camas.

Me quedo con el aùn de Raùl o Saùl.

Con el imaginario de un tè.

viernes, 2 de diciembre de 2016

...

Como todos los finales que nunca comenzaron en nada,
de este en particular, tengo el registro en un cuadernito.

detalle a detalle.

incluso hay pegado un billete de vuelto; " dos besos" dice,
porque a la P de pesos la convertì en B de Besos.

y justito:


"hola"- un  besito lindo-

"chau" " nos vemos" - un besito torpe, incoordinado-


Total: dos besos. Vuelto: dos pesos.

La uniòn total del encuentro: un billete que vale dos besos.-

Porque al amor, cuando lo siento, siempre le encuentro  una lògica.


Es asì, tu ausencia/silencio/huìda/apatìa  hacia mi lo dice todo.

Lo entendì y lo llorè.

Por eso, cuando pensaba cerrar el cuadernito, meditè el incendiarlo.

pero no existe fuego que pueda lograr,que mis letras te desquieran.

exagero. siempre lo hago.
y a lo mejor tambièn,
estè mintiendo un poco.




jueves, 1 de diciembre de 2016

...

estaqueada
despuès de espiarte demasiado.
de la caja toràxica sale el corazòn:
està convertido en un masacote de cuelgues,
se transformò en plàstico finito.

el pecho agujereado, rinocerontes que asoman
los cuernos lustrados; burlàndose de la mala suerte
de los elefantes convertidos en teclas de piano.

lejos

nada


todo tijereteado


las sogas son fuertes

el sol quema,


entonces se cocinan los suspiros.