-Ayer encontrè en un correo electrónico que recuperè despuès de años, la ùnica poesìa que un chico me escribiò. Un total plagio a una canciòn de Los Rodriguez. Tenìa 17, demasiado bien por la edad-dije por decir algo.
En este ùltimo tiempo no estoy reconociendo esta faceta de sentir la necesidad de hablar con gente que mucho tampoco quiero hablarle. Y contarle cosas que no le doy interès; reflexionè, una noche preocupada, si asì serìa cuando crezca. Contando historias que no suman a nada.
El error, me parece, es haberme anotado, o mejor dicho, aceptado la invitaciòn de mi amigo pseudoescritor, al tallercito de lectoescritura. La boludez màs atòmica de todos los tiempos. Sì, tallercito. Un curro para alguien que no puede vivir de lo que le gusta y trata de que asì sea, fracasando estrepitosamente, y un espacio para aquellos que deliran que tendràn un pùblico admirador que los lean. "Sos media mala vos" me dice sonriendo. "Sì" le contesto "ya lo se, me gusta criticar". LM es un no amigo pero el màs mejor amigo. Hay noches que me llegan mensajes con imàgenes de bandas que detesto, con la leyendita "Descripción de los integrantes por favor". Pasamos horas mirando revistas de faràndula para analizar. Inventamos vidas y secuencias. A veces, en nuestra soberbia, nos decimos que nuestras historias de supuestos romances son màs creìbles que las publicadas. Pero lo mejor, es que para conseguir el material, siempre fingimos que tenemos turnos en mèdicos, dentistas, cardiòlogos. Vamos variando los lugares clìnicos. De ahì las hurtamos.
-Las estrellas pop post disney rondan los 26, las otras ya estàn por los 40, y hacen vidas de jòvenes adultos, hiper progres para diez millones de seguidores con un promedio de once años. Influencers un carajo- acoto porque estaban hablando del uso de la imagen. O de la influencia. La verdad, ni idea. me enganchè para hacerme la participativa.
Ya ni se a què van. Mezclan todo. Discuten cosas que ya las discutì con mi vieja a los trece. Bostezo seguido. Què lindo serìa que la parte buena que tenìas estè acà. Pero eso es imposible. Tu maldad, o lo que sos, o lo que tenìas que desquitarte, usò a mis dìas, tiempo y cuerpo de sparring. Ahora ella te puede disfrutar. Gracias a que todo el bajòn y malhumor lo dejaste en mi. De a poco el exorcismo con los amigos y amigas ayuda a nada. Una excusa màs para nada. La nada que es el total. Viva el nihilismo.
Entonces alguien lee lo que escribiò y abro mi cuadernito violeta, tapa dura, simil papel de araña, y me encuentro con una lista de compras. Es escueta. Y entonces supe que es la que saquè de la heladera de tu casa. Todavìa me acuerdo del dìa que estando en la terraza le tirè una madera a un patrullero que pasaba. No dormì pensando que la policìa podìa tocar el timbre de un momento a otro. Y por ende, encontrar maderas similares, apiladas, listas para quemar y que terminarìas libre de toda culpa porque defenderìas muy bien la postura del yo no fui, porque no tendrìas idea de nada del hecho, y yo ahì, en calzones con una remera tuya que te habìa sacado porque tenìa olor a noche. Con el termo y el mate y con cara de dormida.
Pienso si eso hubiese pasado. Què diferente todo. A lo mejor huìas antes.
De todos modos no dormìa bien, tenìa algo de culpa. No sabìa còmo sacarte el tema para tantear. Otro dìa, que habìa sol y subì con un libro de poesìa, mirè fijo al vecino. El viejo no supo còmo reaccionar. De a ratos me colgaba mirando el àrbol y despuès le clavaba la mirada. Apareciò la mujer y le dije buen dìa, medio gritando. Ella se sorprendiò pero correspondiò el saludo. Siempre era la kàbala, tres termos y al cuarto me fijo si despertaste de verdad. Las otras cambiadas de yerbas hablabas dormido. Hay una historia sobre Bahìa Blanca, tuya o de algùn familiar. Hablabas cuando dormìas. Los mejores momentos son esos, reflexiono: yo despierta, divagando por la casa y tus cosas a disposición, meando mientras el gato toma agua, contando la cantidad de tarros de shampues y crema de enjuagues que para pasar tiempo las cambiè. Vos dormìas. Roncabas. Hablabas de todo. Una vez te di un mate y no pudiste tomarlo pero contaste còmo habìas secado yerba al sol en un campamento.
Què lindo cuando dormìs. Es cuando màs vivìs y cuando màs cerca de disfrutar la libertad tenìa. Creo. Igual, fue un pensamiento pasajero.
Vuelvo a mi. Al ahora. Què carajos hago acà. Por què no puedo decir No. No, no me interesa tu taller del orto. Bueno, no, gracias, tengo cosas que hacer. Pero LM ya sabe que es mentira. Ya me conoce demasiado. Sabe que tu silencio me fusilò la confianza que te tenìa y que cuando alguien que quiero me hiere con saña pienso en que ya vivì lo suficiente. La famosa Tendencia suicida, dijeron alguna vez.
Pero estoy acà. Escuchando gente que seguro triunfa escribiendo, ganando premios, menciones, libros colectivos editados con faltas de puntuaciòn. Admirados por una familia que no lee y por amigos que ni siquieran le conocen el segundo nombre. Què se yo. Quiero a mi amigo. Lo quiero demasiado a LM como èl a mi, porque fue el ùnico que me abrazò para que llorara el dolor ese que PF dejò en la cabeza. Y no me sacò a ningùn lugar a pasear, ni se encargò de buscar suplentes. Me regalò entradas al cine y me dijo "venite, en el Select pusieron un cartel azul con la luz esa que te gusta tanto". Tambièn LM se encargò de sacar el libro de la Cata y esconderlo. Al libro lo amo. Pero, sin dudas, era un rastro de tu violencia. Del silencio parco. Tu sorna entre mis cosas.
"Tendrìas que haberlo tratado mal vos. Onda, seguirla de amiga y hacerle lo mismo que le hace la OLPLK" dijo SD. "Eso es de resentida, y la verdad ocupar tiempo en alguien que no te quiere y trata mal no està bueno. Sobre todo cuando no lo necesitàs para nada. Sòlo para quererlo" dije, mientras pensaba que B serìa un buen consejero en estos momentos. Lo que hace OLPLK es de enferma, ya lo sabemos, pero PF tambièn està enfermo y yo caì ahì. En ese lodo espantoso. PF me hundiò la cabeza para que respirara ese asco que entre ellos se producen. No, gracias. No puedo darle entidad a quien no la merece. Pero aguante OLPLK que anda con otro amigo y vuelve a PF. En un punto saber tanto me duele màs. Por eso, chau entorno en comùn. La violencia escondida no va.
LM siempre me leyò a la perfecciòn. "¿Y si te habla que vas a hacer?" , "Llorar, como siempre".
Vuelvo de nuevo al acà. Los aplausos hicieron que la cabeza se apagara. Aplaudo por inercia. Supongo que vos lo harìas tambièn. Y despuès nos reiríamos. Siempre que pasan estupideces me acuerdo de vos. Supongo que serà porque me hacìas sentir bien con las tuyas. Un dìa, para eliminar un poco del resto de ese querer que tendrìa que haber sido para vos, me encerrè en el baño de La Perla a llorar lo que no fue. Ahì, en ese baño, escribieron la canciòn mìtica y yo escribì tu nombre en la puerta. Ese dìa, dormì una siesta en Plaza Miserere. La colguè, como antes. En verdad, no hay antes, tengo que hacerme cargo de lo que hago. Me despertè con los rezos o plegarias de un pastor o fiel evangèlico que invitaba a que lo escuchen. Ese dìa, fue clave para cruzar a esa parrillita de aspecto turbio (pero rebalsa de gente con historias hermosas que chorrean sinceridad) y comprar un vino en cartòn. Me dieron dos vasitos de plàstico descartable. No me gusta brindar, pero lo hice.
Vuelvo otra vez. Las 09:56 de la mañana de un domingo lluvioso. Me estàn mirando. Es mi turno de leer. Por supuesto que no escribì nada. Voy de onda para que LM no sienta que soy una depre y que no valoro su esfuerzo de mentor literario. "Soy una luser LM le dije nerviosa y soltando làgrimas" el dìa que una revista habìa editado un cuento que resultò ganador. La revista era tan mediocre que a partir de ahì dejè de editar los fanzines que dejaba tirados por las calles. Algo similar pasò con ese collage que terminò expuesto en una galerìa donde todos ìbamos por el vino gratis.
Entonces me pongo de pie, carraspeo, pido un mate por el picor de la garganta. Me sonrìen con desconfianza. LM mira expectante ;saco el papelito y leo con voz compungida, monòtona, pausada y con cara seria emulando un sentir:
"detergente
comida para el gato
sal
papel higiènico.
los ojos pegados en las palabras.
las cosas que para vos son necesarias.
el dìa que fue señal anunciada:
mi amor no entraba en la lista"
Espero los apalusos.